Esta creación singular no es fruto del azar ni del simple gusto por lo excéntrico. Es el resultado del trabajo artesanal y la visión de Darren Abey, un entusiasta de las motos deportivas y fundador de Superbike Funerals. Empresa con sede en Fleetwood, Lancashire (UK) y con un objetivo muy claro y conciso: ofrecer a los moteros más acérrimos una despedida que esté a la altura de su estilo de vida.
Lejos de conformarse con los clásicos coches fúnebres, Abey ha invertido más de 30.000 libras (un poco más de 34.000 euros) en transformar una Suzuki GSX-R1000 K4. Como es lógico, el proyecto ha implicado una transformación radical del chasis, nueva horquilla de suspensión delantera y un sidecar completamente personalizado y adaptado para albergar un féretro con seguridad, estabilidad y, cómo no, elegancia.
Superbike Funerals no ha dejado nada al azar
Pero, la complejidad del proyecto no puede subestimarse. “Ha sido un largo camino. Lo he tenido que reconstruir hasta tres veces. De hecho, la distancia entre ejes de la Gixxer es tan corta que el sidecar no paraba de desestabilizarla«, explica Darren. A base de ensayo y error, horas interminables de ajustes y una meticulosa atención al detalle, logró un resultado espectacular.
Uno de los principales desafíos fue conseguir un equilibrio perfecto entre estabilidad, peso y maniobrabilidad. El chasis del sidecar fue rediseñado con tubos de acero de 1,5 mm de grosor (en lugar de los habituales 3 mm), lo que redujo notablemente el peso total y mejoró el comportamiento dinámico del conjunto.
Hoy por hoy, el vehículo pesa entre 240 y 250 kilos, y en sus pruebas ha alcanzado velocidades de hasta 200 km/h, demostrando que no solo es “fachada”, sino también técnicamente impresionante.
Aunque este no es un vehículo homologado para uso cotidiano, Darren ha coordinado los traslados funerarios con autorización especial para operar en trayectos concretos dentro del Reino Unido, con el fin de cumplir con los deseos de motoristas fallecidos y sus familias.
Más allá de su espectacularidad mecánica, el diseño del vehículo está impregnado de referencias icónicas del motociclismo. Desde ilustraciones del TT de la Isla de Man, hasta homenajes a mitos como Joey Dunlop, Mike Hailwood y Barry Sheene. Todo con una estética alejada del negro tradicional. “Es diferente, es colorido, no es lúgubre ni oscuro. No quiero que sea un símbolo de tristeza, sino un último homenaje lleno de vida”, dice su creador.
Superbike Funerals ya ha recibido decenas de solicitudes de aficionados que desean reservar el servicio con antelación, o que incluso han incorporado este tipo de vehículo en sus testamentos.
El precio de un servicio completo ronda actualmente las 1.200 libras (aproximadamente 1.400 euros), aunque puede variar en función de la distancia y la logística del traslado. Sin duda, una manera distinta de acompañar al fallecido en su última rodada.
