Raúl Fernández, del revés (Inside Out)

Raúl Fernández, del revés (Inside Out)
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Australia es otro mundo. Lo es hablando de forma general, al tratarse de un país que es prácticamente un continente en sí mismo, rodeado por infinidad de kilómetros de agua prácticamente en su totalidad y, desde la perspectiva eurocentrista, es poco menos que la cara oculta del globo terráqueo.

Tanto es así que, en el mapamundi tradicional, parece que en el llamado ‘Down Under’ todo estuviese del revés.

En MotoGP, Australia también es otro mundo. Ya se puede apreciar con el bucólico paisaje que rodea al circuito de Phillip Island, dejando magníficas estampas con el mar de fondo. La logística tampoco tiene nada que ver, con el paddock alojándose en casas locales en vez de hoteles.

Pero, sobre todo, lo es de la perspectiva deportiva, ya que el peculiar trazado oceánico suele ponerlo todo del revés.

Es algo que se observa con frecuencia en el Mundial de Superbike, donde suele ser la cita inaugural y depara resultados que poco o nada suelen tener que ver con las tendencias del resto del año. Y, con su particular orografía, su diseño trufado de curvas rápidas sin grandes frenadas y su excepcional agresividad con los neumáticos, también acostumbra a poner del revés el statu quo de MotoGP.

Por eso, no resulta especialmente extraño que, en apenas dos años, Phillip Island haya sido el escenario del estreno ganador de dos pilotos en la categoría reina: Johann Zarco lo hizo en un final caótico en 2023, y Raúl Fernández lo ha hecho en este 2025 dominando de principio a fin.


Raúl Fernández ha inaugurado su casillero de victorias en las estadísticas de MotoGP 2025

En el caso de Fernández, antes de poner del revés MotoGP, tuvo que empezar a poner del revés su propia trayectoria deportiva, que hace unos meses no resultaba especialmente esperanzadora.

Y, aunque los resultados palpables se hayan producido en cuanto ha entrado en el hemisferio sur (poniéndose figuradamente del revés) con el podio Sprint de Mandalika y el finde casi perfecto en Phillip Island, el cambio empezó a producirse mucho antes en su interior. Porque todos estos cambios se producen de dentro hacia fuera. O, como dirían en inglés: ‘inside out’.

Un concepto que alcanzó una fama mundial hace una década con la aclamada película de Pixar; que, curiosamente, fue traducida al español como ‘Del revés’. Una obra maestra que transcurre en la mente de una niña de once años llamada Riley y, con la mudanza de su padre como punto de partida, de cómo sus pensamientos y acciones son guiadas por la personificación de cinco de las emociones básicas del ser humano: Alegría, Tristeza, Miedo, Asco e Ira.

Raúl Fernández sabe bien lo que es tener que mudarse de forma un tanto inesperada, como le sucedió cuando Aki Ajo decidió subirle a Moto2 de cara a 2021 a ultimísima hora para hacerse sitio a Pedro Acosta; o incluso en contra de su voluntad, cuando KTM le obligó a subir a MotoGP con el Tech3 cuando él quería saltar con la Yamaha del Petronas.

Sin comerlo ni beberlo, se convirtió en una especie de nómada del paddock. Durante seis años siempre cambió de categoría, moto u equipo. De Aspar a Ajo, de Moto3 a Moto2, de Moto2 a MotoGP, de Tech3 KTM a Aprilia y del RNF al Trackhouse. Y claro, todo eso magnifica las emociones dentro de la mente de cualquiera, lo que puede afectar al pilotaje del más preparado.


Raúl Fernández ha conseguido hasta ocho victorias en su primer año en Moto2

Durante un tiempo, todo fue Alegría. Su final de 2020 en Moto3, con victorias apabullantes nada propias de la igualdad de la categoría ligera; y, sobre todo, su año en Moto2. Ocho victorias y subcampeón del mundo en su año de rookie eran motivos de celebración.

Sin embargo, esa emoción pronto se vería opacada por otras como la Tristeza de no poder ir al equipo que quería, el Miedo a lo desconocido, la Ira de lesionarse en pretemporada y, seguramente, hasta un punto de Asco a esa KTM RC16 con la que ni él ni su compañero Remy Gardner eran capaces de entenderse.

Por suerte, aquello solo duró un año y pudo irse al Petronas. O bueno, a lo que era el Petronas. Ahora llamado RNF y con Aprilia como marca, pero había conseguido escapar de Mattighofen.

La Alegría esta vez no duró mucho. La RS-GP tampoco era la panacea y volvieron la Ira de las lesiones, la Tristeza por la falta de resultados y el Miedo a quedarse en la calle cuando el RNF colapsó y llegó el Trackhouse al rescate. Aun así, la mejoría en 2024 fue demasiado leve y la Alegría aparecía a cuentagotas.

Igual que en los albores de este 2025. Volvió la Ira en pretemporada en forma de lesión, volvió el Miedo a saber que estaba ante su última oportunidad y volvió el Asco hacia una moto a la que no era capaz de dominar. Y, entre los tres, le fueron sumiendo en la Tristeza más absoluta.


Así ha quedado la moto de Raúl Fernández, triste protagonista del día 1 en el Test Oficial de Sepang junto a Jorge Martín

“No soy feliz”, les dijo, desesperado, a su entrenador y a su jefe de mecánicos comiéndose unas pizzas entre el GP de España y el Test de Jerez.

A partir de ahí, se centraron en construir algo sólido desde dentro. En ahuyentar todas esas emociones negativas y confiar en el proceso. Las cosas fueron mejorando y, cuando Aprilia le dio la última versión de la RS-GP25 con las actualizaciones aerodinámicas y electrónicas, empezó a asomarse por la zona noble de MotoGP hasta, finalmente, ponerlo todo del revés y convertirse en ganador en Australia, dejando que Alegría lo inundase absolutamente todo.

Pero esto no acaba aquí. La característica principal de la Alegría es su efimeridad. Y ya no serán solamente Tristeza, Ira, Asco y Miedo quienes traten de apagarla.

También estarán la Ansiedad por buscar nuevas victorias, la Envidia de ver a otros en el podio, la Vergüenza cuando no salgan las cosas, el Tedio de encontrarse en el medio del pelotón o la Nostalgia de aquel 19 de octubre de 2025 en Phillip Island.

Todo eso estará dentro de él, y tendrá que aprender a gestionar cómo afecta a lo de fuera.

Pero eso será ya otra película.


Raúl Fernández celebra en Phillip Island su primera victoria en MotoGP