En los últimos compases del pasado mes de agosto os mostrábamos de esta increíble unidad de Yamaha XT500 de finales de los ochenta. La razón no era otra que, además de encontrarse metida en su caja original, sería subastada a través de RM Sotheby’s en Múnich, Alemania, unas semanas después de publicar el artículo.
Y si hoy volvemos a hablaros de ella es, simple y llanamente, porque el precio final por el que se ha vendido es verdaderamente desorbitado.
Una “simple” Yamaha XT500 muy deseada
Repasando un poco la historia de este ejemplar en cuestión, como ya os contábamos entonces, esta XT500 fue suministrada en su momento por la fábrica japonesa al concesionario de motocicletas parisino Leuridan Motos et Cycles. En el momento de la puja se encontraba en un estado N.O.S. (New Old Stock), ya que ni siquiera se llegó a ensamblar, manteniéndola en su caja original hasta el día de hoy.
La teoría que se baraja sobre este excepcional ejemplar de XT500, según una carta del Vintage Japanese Motorcycle Club de Reino Unido, es qué “la moto probablemente se fabricó en 1986, específicamente para el mercado francés y para el año modelo 1986. Posteriormente, se matriculó en septiembre de 1988”, ya que su odómetro, sin montar aún en la moto, marca cero kilómetros.
El caso es que, haciendo caso a la valoración llevada a cabo por los expertos de RM Sotheby’s, todo hacía pensar que el precio final por el que se vendería estaría en una horquilla entre los 15 y los 25 mil euros. Cifras estas ya de por sí altas, aunque entendibles, teniendo en cuenta de que hablamos de una motocicleta totalmente nueva y con casi cuarenta años de historia. Sin embargo, suponemos que el día de la puja alguien tuvo que terminar enamorado totalmente de esta XT500.
Esta idea se fundamenta en el desorbitante pastizal que finalmente se logró recaudar por ella: 84.000 euros. Un montante que, además de quedar muy lejos de las estimaciones iniciales, sorprende por el tipo de moto de la que hablamos. Es decir, más allá de la iconicidad que pueda tener una XT500, aun a sabiendas de su estado de colección, estamos ante un modelo estándar que poco o nada tiene de especial fuera de la propia condición de estar metida en su embalaje original.
Es entendible estas cifras de locura cuando la protagonista es una codiciada serie limitada o algún cacharro verdaderamente único; ya sea por derivar de la competición o representar el súmmum tecnológico de la marca encargada de su diseño y fabricación. Este no es el caso de la XT500 que protagoniza estas líneas. En cualquier caso, más allá de los gustos personales de cada cual, tenemos el hecho incuestionable de como este tipo de motos se han convertido en meros productos de inversión.
Un asunto que tratamos en detalle en este artículo, donde exponíamos los pormenores de cómo hemos llegado a esta situación. Una tendencia que, si bien beneficia a aquellos que tienen capacidad económica para afrontar operaciones financieras de esta magnitud, aleja del verdadero aficionado, de una manera incontestable, aquellas motocicletas icónicas con la que la mayoría de nosotros hemos soñado alguna vez.
