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De los 1.791 kilómetros de carretera que el Estado gestiona en Catalunya, hay 35 que multiplican al menos por diez el índice de peligrosidad medio de la red viaria en España. Es la conclusión del último informe de Automovilistas Europeos Asociados (AEA), que desgrana los datos más allá del ámbito estatal y comparte sus hallazgos a nivel autonómico. En el caso catalán, en el último lustro con datos afianzados y oficiales del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, en estos 35 puntos negros de la red de carreteras catalanas han acontecido 469 accidentes con víctimas, con un total de 645 afectados (desde heridos leves y graves hasta muertos).
Estas son las vías señaladas por el informe de la agrupación de defensa de los derechos de los conductores:
De los 35 puntos negros detectados por su alta peligrosidad en Catalunya, 14 se encuentran en la provincia de Lleida. Otros 10 están en Tarragona, nueve en Girona y solo tres en Barcelona.
Aunque no aparece en la lista por su índice de peligrosidad igual o más bajo que la media española (8,2), en las carreteras barcelonesas se encuentra además el punto que registra más accidentes y víctimas en una vía de alta capacidad: hablamos del km. 14 de la B-23, con 43 accidentes y 58 heridos leves en el último quinquenio registrado (2019-2023).
Los dos puntos kilométricos (15 y 17) de la T-11 en Tarragona que aparecen en la lista acumulan el mayor número de accidentes (171) y víctimas (235) en estos últimos cinco años en Catalunya.
Los datos globales en España de los 26.000 kilómetros que gestiona la administración central y que soportan más de la mitad del tráfico total del país señalan un total de 270 puntos negros en la red viaria. Catalunya, en consecuencia, tiene el 13% de estos tramos de un kilómetro donde los peligros destacan por encima de la media. En la lista actualizada de la AEA, el punto con mayor índice de peligrosidad en las carreteras catalanas, ahora mismo, es el kilómetro 162 de la N-260, en la provincia de Girona.
